El Pipi de América

Todos los equipos campeones tie­nen un ídolo indiscutido. Ese al que no le caben las críticas, al que se le perdona lo malo y se le elogia todo lo demás. Y en San Lorenzo esa categoría la tiene reservada Le­andro Atilio Romagnoli quien con la Copa Libertadores alzó cinco trofeos, siendo, además, el más ganador en la historia profesional del CASLA.

Leandro Romagnoli comenzó a darle a la pelota en el club Franja de Oro y de allí pegó el salto a San Lorenzo. Sus condiciones futbolís­ticas de inmediato lo hicieron so­bresalir y cuando tenía edad de sexta división fue convocado para entrenarse con la Primera. Fue así como el 13 de diciembre de 1998, con 17 años, hizo su debut oficial y de allí en más el Pipi logró una identificación definitiva con los colores azulgrana.
Romagnoli, ídolo y capitán del campeón de América.

En su primera etapa en San Lo­renzo llegaron los éxitos con los que empezó a escribir su historia. Fue manija del equipo que bajo la conducción del ingeniero Manuel Pellegrini se consagró campeón del Clausura 2001 y de inmediato de la Copa Mercosur.

Con Rubén Insua como entrena­dor, el Pipi Romagnoli volvió a dar otra vuelta olímpica al sumarle a su palmares la Copa Sudamericana, señalando un gol memorable en el partido de ida de la final ante Atlé­tico Nacional de Medellín.

Recuperado de la serie de una serie de lesio­nes en la rodilla derecha, Romagnoli aceptó irse a probar suerte a los Tiburores de Veracruz y de allí dar el salto a Europa para fichar por el Sporting Lisboa hasta que en 2009 decidió regresar a su casa de­sechando ofertas de otros clubes porque la fidelidad a sus orígenes pudo más.

Caricatura del Pipi campeón.
Para los detractores que nunca faltan, el Pipi venía a quemar los últimos cartuchos y nada más. Encima, el momento futbolístico de San Lorenzo no era el mejor y una seguidilla de lesiones parecía opa­car su regreso.

Pero los ídolos deben demostrar que lo son en las buenas y en las malas como en aquel partido ante Newell’s cuando San Lorenzo peleaba por no descender en 2012 y perdía 2 a 0. Para el segundo tiempo Caruso Lombardi lo mandó a la cancha y desde sus pies el cuervo revirtió el resultado para evitar caer en zona de descenso.

En las tres fechas finales de ese torneo y en la promoción Romag­noli fue clave para evitar el peor fi­nal volviendo a recibir los aplausos de los hinchas como en los mejores momentos. Superada esa temporada nefasta, San Lorenzo elevó otra vez el nivel de sus metas y en diciembre del año siguiente Leandro Romagnoli se consagró campeón por cuarta vez y puso el broche de oro con la obtención de la Copa Libertadores.

Todavía con la alegría del título a flor de piel, el Pipi rechazó una millonaria oferta del Bahía para mudarse a Brasil, para que sus adoradores no lo extrañen.
Leandro Romagnoli, el ídolo de los sanlorencistas, el jugar emblema del campeón.