La salida del entrenador tomó por sorpresa a la dirigencia azulgrana, que lo había bancado en el peor momento luego de perder la final de la Copa Argentina, y se vio en la obligación de salir a buscar un reemplazante teniendo en el radar como principal objetivo la tan deseada conquista de la Copa Libertadores de América.
El Patón de América. |
Fue así que en pocos días y sin titubeos, el Patón aceptó el desafío que le propusieron desde San Lorenzo sabiendo que si llegaba a los cuartos de final de la Libertadores iba a tener que disputar 30 partidos (contando también el torneo Final y la Superfinal) en cuatro meses.
Y más allá de que heredó un plantel campeón y de que no tendría mucho tiempo para trabajar, de a poco el santafesino fue adosándole al juego del equipo santo su impronta futbolística particular. No obstante, de movida, a Bauza no le resultó fácil transitar esa senda del cambio, ya que debió sortear varias complicaciones en el camino.
Pero confiando en sus convicciones pudo enderezar el rumbo a tiempo, fundamentalmente, en la Copa en la que tras superar la fase de grupos con algunos sobresaltos y dificultades, clasificó a San Lorenzo a las semifinales.
Tras el receso impuesto por la Copa del Mundo, de la mano del Patón, el Ciclón siguió escalando instancias hasta llegar a la definición del principal torneo continental de clubes haciendo realidad la meta de ganarlo por primera vez en su vida, para que de una buena vez deje de ser la obsesión de sus hinchas.
De esta forma, Edgardo Bauza se ganó merecidamente el lugar más destacado en el podio histórico de los directores técnicos de San Lorenzo, respondiendo de la mejor manera a las expectativas volcadas en él de parte de los hinchas y principalmente de la dirigencia que lo fue a buscar justamente para eso.